De famílias chillonas y helados de cerezas



Sol al levantarte, sol al anochecer, días largos, calorcita, ambiente, olor de calor, olor de mar, de playa, olor de cremas solares...Colores vivos, color amarillo del trigo, color verde, plantas preciosas, color azul del mar...Gusto de helados, gusto de sandía, de melocotones, gusto de cerezas.

 Las cerezas....unos frutos el recuerdo de las cuales ha quedado marcado en la parte más profunda de mi memoria. Que si estoy nostálgica últimamente? Quizás sí...o quizás es que hay olores, ruidos y colores que me hacen estarlo. Aunque yo no lo quiera!
Las cerezas...estos pequeños frutos rojos que cuando más buenas están son casi granates. Estas pequeñas redonditas, estos pequeños regalos que nos da la tierra. Porque lo son.
Conozco gente a quien no le gustan algunos frutos pero creo que todavía no he conocido a nadie a quienes no le gusten las cerezas! Queréis decir que existe este alguien?
 La cereza es verano, es vida, es color...es explosión de sabor. Justo cuando la muerdes y rompes esta fina capa de piel. Hace un pequeño "clac" en tu boca, sientescomo las los dientes llegan hasta la pulpa en un instante de segundo y justo después, explosión de sabor mientras la pulpa de la cereza empieza a repartirse por tu boca.
Es el momento justo en el que cierras los ojos y haces "ummmm..."
 Un día caluroso de playa intento andar por la arena mientras noto que las plantas de los pies me hierven. Empiezo a dar pequeños saltitos para intentar enfriarlas, aunque sea unas milésimas de segundos, que me dan tregua a hacer una zancada más. Finalmente planto la toalla el más cuidadosamente que puedo y pongo los pies encima. Recubro mi cuerpo de protector solar y me estiro, finalmente sobre de la ya cálida toalla. Y cómo si de un tradición-gafe se tratara, se instala a mi lado una familia. Una familia chillona, con niños (normalmente son dos pero hacen el ruido de cinco), uno de los cuales tiene la manía de gritar por encima de los niveles normales, que empiezan a poner cosas y cosas encima de la arena, que se pelean con las criaturas para ponerles la crema y capaces de, sin mover el culo de la hamaca del todo a cien y a grito pelado, advertir a sus hijos que no vayan muy al fondo del mar. 
 Siempre me pasa esto y no sé si es que mi mala energía los atrae más o simplemente  hay muchas familias (la cosa más probable). Me giro con ganas de decirle a la señora que se levante de la silla para hablar con sus hijos, en lugar de gritar por encima de tres filas de gente." Al fin y al cabo, los niños nunca se enteran del que se lo estás diciendo, y si lo hacen, contestarán con el mismo tono de voz que tú utilizas y después les pedirás que no griten cuando estáis a algún otro lugar", pienso. Pero no digo nada, está claro; me limito a pensarlo.
Ahora ya, con mi amplia experiencia con familias, vengo preparada. Cuando la situación empieza a volverse incómoda (para mí, claro, que a ellos se los ve muy felices),busco entre mi bolso.
 Saco un libro, posiblemente alguno del Agatha Christie, el tupper con cerezas a mi lado y viajo con mi Poirot resolviendo crímenes mientras estas cerezas hacen que el momento sea todavía más dulce.Una a una, poco a poco, todavía fresquitas me puedo llegar a comer todas las que traigo, de aquí que ahora cojo tuppers de medida mediana (tampoco quiero acabar con dolor de estómago).
He recolectado muchas de cerezas de pequeña. Ya sabéis que soy de un pueblo muy pequeño con todos el amigos de mis padres que tenían tierras y el fin de semana, lo solíamos pasar allí. Ellos aprovechaban para trabajar un poquito y nosotros...nosotros lo intentábamos. Y recuerdo correr y subir a los árboles y coger tres cerezas y comer cuatro y recuerdo saltar entre rocas como salvajes.
Las cerezas han rodeado mi infancia, lo han endulzado y de mi vida adulta, en la que han adornado algunos momentos.
Bonitas por fuera y deliciosas por dentro, estas cositas rojas despiertan las papilas gustativas. Por lo tanto, que mejor que hacer un postre dedicado a las cerezas? No es perfecto?
Y recordáis el caso de la heladora? Pues si, gente. Amazon no falló, en absoluto. El día que dijeron, no antes ni después, llegó mi heladora nueva, en estado perfecto.
Por cierto, para los que tengáis Kitchen Aid, he leído que se ve que es un defecto habitual en el caso de la heladora y hay muchos casos. Me planteé comprarme una heladora aparte pero también leí que la Kitchen Aid es la que más se asemeja al profesional. En fin, que soy un poco forofa de mi maquinita y no soy objetiva pero que lo sepáis.
HELADO DE CEREZAS
Ingredientes:
350 gr de cerezas, sin el hueso
80 gr de azúcar moreno
2 yemas
200 ml de nata 35% m.g
100 ml de leche
1 yougurt griego azucarado
70 gr de azúcar glacé
Método
En un cazo ponemos a fuego mediano las cerezas con el azúcar moreno, y cocemos durante diez minutos hasta que las cerezas estén blandas y suelten mucho zumo.
Apartamos del fuego y trituramos la mezcla y dejamos enfriar.
Aparte, batimos las yemas con el azúcar glacé hasta que quede una mezcla blanquinosa.
Montamos la nata.
Añadimos la nata a las yemas con movimientos envolventes, con una espátula. Incorporamos el yogurt y las cerezas trituradas, removiendo después de cada adición. Finalmente añadimos la leche.
Cuando lo tengamos muy integrado vamos añadiéndolo a la heladera y lo dejamos mantecar durante 30 minutos. Lo ponemos en un bol y al congelador al menos durante 4 horas.

NOTAS:

- Si no tenemos heladora podemos poner la masa líquida en un bol y al congelador e ir removiendo cada media hora para romper los cristales que se vayan formando.

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