Un gran milkshake para un cuerpo muy pequeño



Mi amiga Carol es pequeñita. Carol es morena y pequeña. Carol es guapísima y pequeña. Imaginaos una morena, de ojos enormes, de bonita melena y de cuerpo perfecto, equilibrado. Imaginadla con un eyeliner que recorre todo el contorno de sus ojos, unos taconazos, un pantalón pitillo (no muy cerrado de camal, que se ve que ya no se lleva), un jersey y un complemento siempre perfecto y evidentemente cool.
Carol siempre viaja con nosotros, siempre que son viajes muy largos en los que el objetivo principal consiste en ir a ver mi hermana.
La primera vez, la cosa salió bien, muy bien. Así que una segunda vez decidimos ir a EEUU, también juntos y también fue genial. 


De anécdotas? Muchísimas! Hemos reído, hemos llorado, hemos discutido y sobre todo, sobre todo...hemos charlado!No hemos parado de charlar y charlar! No os miento si os digo que en algunas ocasiones me ha llegado a doler la garganta, o las veces que nos hemos quedado dormidas mientras charlábamos a la cama.
A la hora de comer....Carol, digamos que es fácil. Vayamos donde vayamos o comamos lo que comamos, ella no se ha quejado nunca. 
 Podrá criticar cualquier aspecto del viaje o propuesta que no le acabe de gustar, pero nunca nunca la he escuchado quejarse de la comida. Es de las que prueba y pienso que siempre acierta, pero no es que acierte siempre sino que siempre se conforma con el plato que se ha pedido. El último viaje juntas estuvo en Vietnam a ver mi hermana. Un viaje como todos los otras, agotadores y que ya narré en un post de este mismo blog.
Mi hermana consiguió tres maravillosos días de fiesta al trabajo, días que estuvo con nosotros en la isla de Phu Quoc. Parecía que Pili me hubiera leído el pensamiento, como si supiera lo que yo quería desde que el vuelo partió hacia Ho Chi Min y además, con ella al lado! Una isla paradisíaca, solitaria y de sueño. Una isla en la que la mano y la ambición del hombre todavía está llegando, como así nos lo hacían saber varios carteles que anunciaban dantescos complejos hoteleros que destruirán todo aquello, una vez más.
Bien pues en esta isla comimos, dormimos, tomamos el sol, reímos, leímos, pensamos, viajamos, nos bañamos, vivimos como nunca.
 Creo que siempre recordaré aquellos tres días, más que otros que sí me impresionaron pero no me repararon tanto ni física ni mentalmente.
Bien pues a lo que iba. Uno de los días, encontramos un bar en primera línea de mar, muy idílico. No os imaginéis los típicos bares de costa que encontraríais normalmente. Bien al contrario, mesas muy separadas, valla cubierta ligeramente, amplitud y barras de surf colgante. Un bar con silencio, con dos australianos rubios y descalzos andando por allá. Uno de ellos mayor y el más joven, conversando con una chica de fisonomía autóctona que da de cenar a un pequeña de no más de tres añitos, preciosa, hija de los dos. Una mezcla encantadora. La barra, recordaría a una película de alguna isla perdida en medio de la nada, recordaría a un bar hawaiano sin demasiada decoración. 
 La gente entre la playa y las mesas, sin hacer ruido, como si nos hiciera pena romper el maravilloso ruido de las olas del mar. Paradisíaco!
Estirada en  la arena con la Carol, miro hacia las mesas y veo que Pili sigue trabajando con el ordenador. Es el precio que tiene que pagar por tres días de fiesta. Decidimos levantarnos y ponernos en su mesa, a la sombra un rato, cansadas y con la piel seca de tanto sol. Ferran acompañando a mi hermana, trastea con su móvil.Decidimos tomar algo. Que si un café con hielo, que si un refresco y entonces...entonces viene el momento cuando la Carol se pidió un milkshake. No perdón, cuando se pidió "el milkshake". Al principio, yo no le hice demasiado caso al pedido hasta que empecé a ver al australiano muy ocupado triturando cosas. Tanto trasteaba que yo pensé que estaba haciendo la bebida para 20 personas. Pero no. Él que se acerca, caminando con la melena al viento mientras sostiene entre sus manos "el milkshake". Y de repente, le planta ante Carol una especie de vaso metálico que contenía al menos medio litro de aquella bebida.
 Yo no me podía aguantar la risa cuando la Carol, sostenía aquel vaso, para decirlo de alguna manera, enorme. Ella tan pequeña y delicada con aquello en las manos y que se veía incapaz de gestionarlo. Creo que incluso tuvo que levantar un poco el culito de la silla para poder ver que había adentro. Si en aquellos momentos me dicen que saldrá un payaso de allí, me lo creo. Yo que no podía parar de reír mientras recordaba como aquel australiano iba echando cosas y más cosas a la licuadora, que ahora estaban plantadas anteCarol dispuestas a entrar en aquel diminuto cuerpecito. Yo creo que allí dentro debía de haber 5 plátanos y un kilo de helado de vainilla. Es que con el tiempo llegué a pensar que a la carta ponía:
Milkshake, para cuatro personas.
 Y ella, que sigue sin quejarse y sólo un "uffff" sale de su boca. Pero a continuación pone sus labios en la pajita y empieza a ingerir aquel milkshake. El rato pasa y charlamos, pero ella sorbo a sorbo va bebiendo hasta que aquel vaso quedó vacío o casi. Horas después decidimos comer pero Carol dice que no puede, que está como tapada. Nos esperamos una hora más pero ella sigue igual. "Estoy como taponada" y yo no podía parar de reír. Era evidente que en aquel cuerpecito  ya no cabía absolutamente nada más, aquel milkshake había invadido todo el cuerpo, cada célula de Carol y si se descuida le provoca un colapo hepático.
Aquel milkshake había pasado a ser "EL" milkshake y  Carol había consumido en un día las calorías para poder vivir tres días. Qué buen rato me hizo pasar aquel milkshake, mientras la Carol se tocaba la barriga mientras lo recordaba (con nostalgia) y pronunciaba su nombre con acento tan salmantino.
 Y desde de aquel momento, yo sabía que aquel milkshake formaría parte algún día, de mi humilde blog.
MILKSHAKE DE PLÁTANO Y DE MUCHAS COSAS MÁS
Para 3 batidos
Ingredientes:
5 plátanos troceados y congelados
dos cucharadas colmadas de crema de cacahuete
dos cucharadas rasas de cacao en polvo, sin azúcar
300 ml de leche (o según gusto)
Método:
Sacamos los plátanos del congelador un rato antes pero sin dejar que se descongelen.
En una trituradora colocamos todos los ingredientes y trituramos. Si queda muy espeso podemos añadir más leche, a mí me gusta muy espeso que incluso se tenga que comer en cuchara y por lo que he podido comprobar.....a mi iaia también!!

NOTAS:
Encima he puesto bolas de chocolate con cacahuete, muy troceadas. Un delicia encontrar estos trocitos en la boca entre batido!
Las bolas son lila stars snax, de Milka.

CONVERSATION

5 comentarios:

  1. Creo que aún estoy digiriendo aquel milkshake, ay que risas!!!

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  2. Qué buena pinta! Tendremos que problar EL MILKSAKE!

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    1. Muchas gracias guapas!!!! Además superfacil!
      Besitosssss!!!!!!!1

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  3. Simplemente genial Neus!!!! Creo que tardaría un poco en tomármelo pero lo haría porque... que pintaza!!!!! Me encanta!!!!

    Un besito,
    Sandra von Cake

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    1. Jajajaja! Cuanta razón tienes yo también tardaría, además lo hago espesso espesso, cuantos más ingreedientes mejor! jejejje
      Muchos besitos guapa!

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