A
veces no entendemos muchas de nuestras actuaciones o mejor dicho, muchas de
nuestras no-actuaciones. Muchos de vosotros que me seguís, sabéis bien las
excentricidades de mi padre. En casa le decimos simplemente "raro"
jejejeje.
Ya sabéis su fobia con la mantequilla y por lo tanto, con muchos de mis postres. Aún así, en ocasiones en las que no revelo este fatídico ingrediente, él se lo come sin decir absolutamente nada.
Llevo tiempo haciendo estas Natillas para él. Están realmente buenas. Y me preguntaréis, porque no he colgado la receta hasta ahora?
Ya sabéis su fobia con la mantequilla y por lo tanto, con muchos de mis postres. Aún así, en ocasiones en las que no revelo este fatídico ingrediente, él se lo come sin decir absolutamente nada.
Llevo tiempo haciendo estas Natillas para él. Están realmente buenas. Y me preguntaréis, porque no he colgado la receta hasta ahora?
Y mi respuesta es que no lo sé. Mi padre se las come en menos de un minuto. Me
hace sufrir en ocasiones porque pienso que le sentará mal.
El otro día teníamos comida familiar, con mi hermanita que acaba de venir a vernos unos días.
Así que le dije que yo llevaría los postres.
- Pero lo siento papa, haré uno que lleva mucha mantequilla. Es un dulce de origen francés, que de aspecto es muy parecido a una natilla, pero en el que el ingrediente principal es la mantequilla.
El otro día teníamos comida familiar, con mi hermanita que acaba de venir a vernos unos días.
Así que le dije que yo llevaría los postres.
- Pero lo siento papa, haré uno que lleva mucha mantequilla. Es un dulce de origen francés, que de aspecto es muy parecido a una natilla, pero en el que el ingrediente principal es la mantequilla.
- Ah pues no comeré. - exclamó.
Cuando saqué los vasitos con la deliciosa natilla que tanto le gusta, la cogió y la olió. Me miraba y me preguntaba una y otra vez si aquello llevaba mantequilla. Tenía una duda existencial porque por el aspecto y olor se le hacía la boca agua pero su prejuicio hacia la mantequilla no le dejaba meter baza.
Finalmente mi risa maliciosa me va traïcionó y al verlo, devoró el vasito. Tengo la sensación, al igual que mi hermana y madre, que aunque le hubiera jurado que aquello llevaba kilos y más kilos de mantequilla, le hubiera metido baza.
Cuando saqué los vasitos con la deliciosa natilla que tanto le gusta, la cogió y la olió. Me miraba y me preguntaba una y otra vez si aquello llevaba mantequilla. Tenía una duda existencial porque por el aspecto y olor se le hacía la boca agua pero su prejuicio hacia la mantequilla no le dejaba meter baza.
Finalmente mi risa maliciosa me va traïcionó y al verlo, devoró el vasito. Tengo la sensación, al igual que mi hermana y madre, que aunque le hubiera jurado que aquello llevaba kilos y más kilos de mantequilla, le hubiera metido baza.
Pero si he empezado diciendo que a veces no entendemos nuestras no-actuaciones,
es por otro motivo. Y es que hablando con mi familia, daban por hecho que había
colgado la receta en el blog, dado que ya hacía tiempo que la llevaba haciendo. Y
fue cuando me di cuenta que no lo había hecho...cómo puede ser???
En fin, que aquí tenéis la receta de natillas que tanto le xifla a mi padre! A él
le gusta muy espesa y a mi madre le gustan muy muchísimo los grumos (sí, a mi
familia somos raros). Para conseguirlo, cuando ya está empezando a ligar subo
el fuego y hago que llegue a punto de ebullición; aquello que hace como si
fuera lava de un volcán.
Pero si lo queréis normal, simplemente tenéis que retirar la cazuela del
fuego, justo cuando veis que empieza a espesar.
Ingredientes:
600 ml de leche
6 yemas
120 gr de azúcar
2 ramas de canela
20 gr de Maizena
En una cazuela ponemos 500 ml de leche, con el azúcar y la rama de canela y llevamos a ebullición.
En un bol aparte batimos las yemas con los 100 ml de leche y la maizena con bateador eléctrico hasta que quede muy integrado.
Retiramos la rama de canela de la leche y vamos añadiendo muy lentamente a la mezcla de las yemas, sin dejar de remover. Recordad que no lo podéis añadir de golpe, sino lentamente. Un golpe todo integrado, volvemos la mezcla a la cazuela y cocinamos a fuego lento sin dejar de remover.
Cuando vemos que empieza a espesar, retiramos del fuego. Llenamos los potecitos y dejamos reposar en la nevera unas dos horas mínimo, para que cuajen.
PD. Si los botes son más grandes, tened en cuenta que tardarán más en solidificar.
NATILLAS
Para 6-8 potecitos de yogurt (de los de
cristal)
600 ml de leche
6 yemas
120 gr de azúcar
2 ramas de canela
20 gr de Maizena
En una cazuela ponemos 500 ml de leche, con el azúcar y la rama de canela y llevamos a ebullición.
En un bol aparte batimos las yemas con los 100 ml de leche y la maizena con bateador eléctrico hasta que quede muy integrado.
Retiramos la rama de canela de la leche y vamos añadiendo muy lentamente a la mezcla de las yemas, sin dejar de remover. Recordad que no lo podéis añadir de golpe, sino lentamente. Un golpe todo integrado, volvemos la mezcla a la cazuela y cocinamos a fuego lento sin dejar de remover.
Cuando vemos que empieza a espesar, retiramos del fuego. Llenamos los potecitos y dejamos reposar en la nevera unas dos horas mínimo, para que cuajen.
PD. Si los botes son más grandes, tened en cuenta que tardarán más en solidificar.
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No me extraña que tu padre las haya devorado! a mi con las natillas me pasa lo mismo, y a mi pequeñín ni te cuento, tengo que tener cuidado para que no se empache!!!
ResponEliminaGracias por la receta
Un besote
Jjejeje! Son como un vicio verdad? Y tu pequeñin debe estar encantado con una mami que las hace riquísimas!
EliminaMuchos besitos y gracias por pasar!