Sí, sí, unos dados desfibriladores



Allá donde haya vivido siempre ha habido gente que pasaba corriendo. Si estaba en la Diagonal, por la rambla Brasil de Sants o en Altafulla.
Corredores que corren y corren. Los hay que con más estilo y hay que menos, con unos objetivos u otros pero son precisamente estos objetivos los que los hacen seguir poniendo una pierna delante de la otra. El objetivo puede ser mejorar una marca, acabar la carrera o simplemente sentirse bien con un mismo con una buena carrera después de un día imposible de trabajo.Al principio me costaba mucho entenderlo porque a mí siempre me hace falta una pelota delante para seguir corriendo. A su lado me siento como el burro a quien le ponen la zanahoria para que avance y aún así, le cuesta.
 Estos valientes que salen cada día a correr, haga frío o calor o llueva, pero que les compensa. La cosa es complica algo más cuando empiezan a hacer carreras y carreras y cada vez más complicadas o más extenuantes, como lo queráis llamar.No lo entiendo pero tengo en mi círculo cercano algunos de estos corredores y a menudo hablan de duathlons, triathlons, ironmans y otros. A estas alturas ya no pregunto lo que es porque me cuesta muchísimo creer que un cuerpo humano lo pueda aguantar. Pero ellos lo aguantan, sí señores, y repiten y repiten. La finalidad: ser “finishers” que dicen ellos.
No lo entendía yo esto. Yo juego para ganar, no para acabar el partido! – me repetía a mí misma una y otra vez, sin poderlo acabar de entender. Y juego en una liga que más o menos está a mi nivel, en el que tanto puedo ganar como perder pero siempre tengo la posibilidad.
 Correr para acabar....no sé yo. Está claro que lo empecé a entender después de informarme de todas las pruebas que he mencionado anteriormente. El día que me enteré que el ironman incluía un maratón, aparte de bici y nadar me parecía imposible. Me parecía que no podía ser, que nadie podía aguantar aquello. Pero sí que pueden, sí.

Últimamente he tenido la oportunidad de presenciar una triathlon y lo que sentí fue indescriptible. En aquel preciso instante en el que salían del agua, algunos más cansados que otros, en el momento en el que hacían la transición mientras familiares, conocidos o desconocidos les hablaban y les daban ánimos desde la distancia de la valla, en el momento en el que ya exhaustos corren entre los gritos de la gente....en aquel momento lo entendí todo.

Este espíritu de sacrificio, esta lucha interna, esta batalla contra el propio cuerpo, desafiándolo en cada brazada, en cada pedalada y a cada zancada. Y entonces me emocioné y me sorprendió. Ver como luchan, como cada grito nuestro y cada palabra de ánimo era como un pequeño empujón de aquel largo camino. Veo como un padre felicita a su hijo en la recta final, como le dice que lo está haciendo muy bien mientras corre a su lado. Es que hay vínculo más fuerte entre un padre y un hijo? es que hay mayor demostración de amor entre los dos, como el padre ayuda a llegar al hijo sólo con palabras de aliento. Veo como ungrupo de amigos hacen fotos a su amigo, mientras gritan su nombre. Veo que gente que ni siquiera se conocen animan a los que corren leyendo el nombre de su dorsal porque no importa quién son, importa animarlo, empujarlo hacia la meta. 
 Veo como unos atletas luchan por un sueño y siento como el público lo desea con la misma fuerza que ellos y lo transmiten de la única manera que pueden, con gritos de aliento.
Veo en los ojos de los atletas el agotamiento pero la satisfacción en la última recta, veo la emoción de aquel padre que ve llegar a su hijo y siento mi propia emoción. Y entonces lo entiendo todo.
 Cuando vi esta receta en el libro de Marian Keys, no pude evitar pensar en los deportistas. Lo presenta como “dados desfibriladores” porque son capaces de resucitar un muerto, así que son ideales. Ahora ya llevo una bolsita encima que me comeré antes de empezar a entrenar! Si veo que me vuelvo una superwoman del voleibol os aviso!

DADOS DESFRIBILADORES
INGREDIENTES:
125 gr de mantequilla
75 gr de miel
125 gr de mantequilla de cacahuete
50 gr de cacahuetes
150 gr de copos de avena
100 gr de plátano deshidratado
150 gr de azúcar moreno (si puede ser el light brown sugar)

MÉTODO:
Precalentamos el horno a 160º.
Preparamos una bandeja de unos 20 cm y ponemos papel de honear por encima.
Troceamos el plátano y los cacahuetes y apartamos.
En una olla bastante grande ponemos la miel, la mantequilla, la mantequilla de cacahuete y el azúcar y lo calentamos lentamente hasta que todo se integre y el azúcar quede casi bien imperceptible.
Después añadimos los copos de avena, el plátano deshidratado y los cacahuetes y removemos.
Cuando esté todo integrado lo ponemos en la bandeja de forma que quede una superficie lo más lisa posible y ponemos al horno durante 30 minutos.
Sacamos del horno y dejamos enfriar. Se recomienda dejarlo reposar durante 24 horas antes de trocearlo.

Espero que os dé muuuucha energía! Feliz lunes!

NOTAS:
El light brown sugar es un azúcar moreno muy rico con melaza que le confiere un gusto muy característico. Lo compro en tiendas especializadas, ya sean on line o en tiendas
físicas pero si no tenéis la
posibilidad, utilizad azúcar moreno normal.

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