De relaciones insultantes y bizcochos de plátano


La vida es extraña a veces...y a veces pasan cosas más extrañas todavía. Digamos que surrealistas.
Con una buena copita de vino tinto y Chet Baker acompañadome, como siempre, pienso en las "cosas" que nos trae la vida. Aquellas cosas que nos hacen felices; aquellas pequeñas cosas que nos alegran la vida y las grandes cosas que hacen que vivirla valga la pena.
Y las que hacen que deseemos no estar en este mundo también pasan por mi mente, fugaces, para intentar que no me afecten demasiado. La mala costumbre de reflexionar poco lo que nos hace daño, que pase cuando más rápido mejor. A menudo, las barbaridades que cometemos los humanos me ponen los pelos de punta y mucho, atrocidades que sabemos y las que no sabemos, que deben de ser muy peores. En fin, que más vale no hablar sino quiero acabar entre llantos una tarde de Sábado, que encima está nublada.
Y hablando de cosas surrealistas, extrañas, de aquellas que piensas... "todo esto es muy extraño". En mí es normal que me pasen, de aquellas cosas que son para contar; cosas que a menudo divierten a las que las están escuchando pero que mí...hombre pues a veces, me hacen pasar un poco de vergüenza o cuanto menos, desconcierto. Por suerte, me rodeo de amigas solidarias que a menudo se ponen a mi altura en estas cuestiones, así que todas reímos de todas una ratito.
Bueno, aquí va una de surrealista como ninguna. Resulta que, igual que el año pasado participé en la feria de Artesanía, este año el organizador se puso en contacto conmigo para repetir la experiencia de hacer demostraciones de repostería creativa. El caso es que, pasados un meses y con falta de respuesta por parte de él, decidí enviarle un vatios.
Este decía más o menos así: "Hola Diego, soy la Neus, la de los cupcakes. No me dijiste que te parece la ubicación, el día y la frase del programa. A ver si podemos hablar. Besos."
Quedó enviado. A mediodía recibo una respuesta. La casualidad hizo que Ferran tuviera el móvil cerca suyo y la cara que puso al leerlo me dejó un pelo preocupada. "Pero quién es este imbécil?". Cogí el móvil y lo único que pude pensar es "quien es este imbécil?".

Resulta que el organizador de la feria ha cambiado de teléfono y alguno otro "señor" se ha quedado con su número. Debe de ser agotador recibir muchos mensajes (y más este último mes, teniendo en cuenta que se ultiman los preparativos) y la persona en cuestión debía de haber recibido muchos watts, pero esto no quita que se pierda la educación.
La respuesta fue una cosa así (no recuerdo las palabras exactas porque la borré): "Los cupcakes estaban horribles y la ubicación fatal. Los recuerdo llenos de moscas. Ah, y dejadme de llamar Diego." Miro y veo que pone Jorge.
Era una cosa así, pero algo más borde. Aquello me alteró mucho, y yo que no soy de contestar pero mira, me cogió muuuuy torcida. Sólo me faltaba aquello para empezar la tarde! Mientras me preparaba el café (no hubiera hecho falta ni tomármelo, medité la respuesta). Era demasiado fuerte lo que quería poner....finalmente empecé a divagar entre dar una respuesta o no, entre contestar o pasar de aquel imbécil pero me había tocado la fibra, había tocado mis cupcakes! Y esto no se toca, no!
De camino hacia el trabajo pensaba que sí, que sí que le contestaría si, se lo merecía! Intentaba pisarr el freno y ser prudente, porque si la mente hubiera dominado mi pierna...quién sabe si hubiera llegado a destino.Tecleo el mensaje al móvil, con la misma delicadeza que si quisiera traspasar la pantalla con mis pulgares.
" Ah, perdona DIEGO. Lo siento DIEGO. Si la persona se ha cambiado el número, los otros no tenemos la culpa. Nunca has tenido ni tendrás el placer de probar mis cupcakes pero si lo hicieras, sólo desearía que te provocaran una indigestión maleducado. Hasta nunca DIEGO".
Comprobé la pantalla una última vez y pulsé el botón de enviar. Si, hombre, ahora tiene su merecido. Que se ha creído este imbécil? Si, lo había hecho bien, había tomado la decisión correcta y el mensaje estaba enviado.
Durante toda la tarde, ni un segundo para mirar el móvil y cuando acabo y miro la pantalla...mensaje del imbécil!
El tio, ha tenido la todavía poca vergüenza de contestarme! Por unos instantes de segundo imaginaba una respuesta del tipo "lo siento... "quizás he sido grosero...."
Pero no, bien lejos de todo esto me contesta algo " no sería difícil que se me indigestara, NEUS".No me lo podía creer! Pero, pero....con quien c... me he cruzado?
Pues esto señor, fue el inicio... Sabéis que engancha insultarte con alguien que no conoces? Poder decir cosas que piensas sin preocuparte de lo que piense de ti? O sin preocuparte que estás perdiendo una amistad? Sabiendo que este alguien te importa bien poquito?
Pues bien, una serie de insultos (bastante ingeniosos, todo se tiene que decir) han seguido durante las últimas dos semanas. Un mensaje al día, no más. Que si tienes un nombre horrible, que si el Barça y el Madrid....Un tío que no soporto y que probablemente no aguantaría ni el rato que dura tomarse un café.
Ferran y yo, hacemos apuestas sobre quién será y vamos descartando.
Descartamos un adolescente por dos motivos: mira poco a menudo el watts y esto no es normal ni en nuestra edad. Y segundo motivo y más importante, no hace faltas de ortografía ni abreviaturas.
Tampoco imaginamos que sea un señor mayor, no sé...es como que no le pega.... Mediana edad, como nosotros? Ya os iré contando si no es que en una de estas, uno de los dos se pasa y nos mandamos a freír espárragos!
Lo que sí es cierto sabéis que es? Que esté donde esté, viva donde viva o diga lo que diga....nunca probará un de mis cupcakes! "I ni ganas" contestaría el tal Jorge.
Y lo que tampoco probará nunca, es mi delicioso bizcocho de plátano y pepitas de chocolate!
Mirad qué presentación más guapa, qué regalo más bonito que podéis hacer..
BIZCOCHO DE PLÁTANO Y PEPITAS DE CHOCOLATE
Receta de Sarah's cucina bella
Ingredientes
50 gr de mantequilla a temperatura ambiente
100 gr de azúcar moreno
1 huevo L
1 cucharilla de extracto de vainilla
1/4 cucharilla de canela en polvo
2 plátanos maduros, triturados
150 gr de harina
1/2 cuchara de levadura en polvo
1/4 cucharilla de sal
50 gr de pepitas de chocolate
Método:
Precalentamos el horno a 176ºC. Preparamos los botes de cristal con aceite antiadherente.
Al bol de la batidora batimos la mantequilla con el azúcar moreno durante 2-3 minutos, hasta que quede una masa homogénea. Añadimos el huevo y batimos un minuto más. Añadimos la canela, la vainilla y los plátanos triturados y batimos a media velocidad.
Mientras, en un bol tamizamos la harina, la levadura y la sal. Reducimos la velocidad de la batidora y vamos añadiendo la mezcla de la harina, yendo batiendo hasta que se incorpore.
Añadimos la masa a los botes, no más de 1/3 de su capacidad y echamos las pepitas por encima.
Horneamos durante 25-30 minutos o hasta que un palillo salga limpio.

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2 comentarios:

  1. Neus...nosotras nos quedamos con esta pedazo de receta, que seguro que está para chuparse los dedos! Danos en número del desgraciado este, que le empezamos a escribir sin parar y se queda más tonto todavía! ;)

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    Respostes
    1. Jajajjaj! Pobre, si todas las bloggeras nos pusiéramos manos a la obra, seguro que tiraba el téléfono por la ventana!
      Muchas gracias por pasaros por aquí guapas!

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