Pastel denso de chocolate, café y Bourbon



 Sí, soy adicta al chocolate y sí, soy adicta a la Nigella Lawson. Esta mujer hace postres de chocolate que parece que no puedan existir! Este pastel denso de chocolate, café y Bourbon, que más....denso ya no puede ser! Los que seguís este blog ya sabéis que tengo un problema serio con los dulces, hasta tal punto que me llegaba a preocupar un poco.
Hace seis años yo era fumadora, pero empedernida. Fumadora de las convencidas y de las que defendíamos nuestros derechos a capa y espada. De las que decía que nos sentíamos apestados y que incluso nos sentíamos excluidos de varios lugares.
Era de aquellas fumadoras que cuando hace muchos años todavía había vagón de fumadores al tren, yo no podía entender como podían sobrar lugares! Y cuando algún no fumador se dejaba caer por allí por falta otros sitios libre (normalmente sabías quién era por la cara que ponía al entrar) yo me negaba a dejar de fumar, ni que esta pobre persona se tuviera que sentar a mi lado.
Adoraba los momentos con mi amigo cancerígeno, quería los ratos que pasaba con él, sola o acompañada. A menudo y aunque cueste de creer, o a riesgo que me toméis por tarada mental, bebía algo, café, zumos o leche a media tarde para poder seguir fumando. Sino lo hacía, mi garganta no podía resistir tan humo y calor en tan poco espacio de tiempo.
Me ponía de mal humor si decidíamos ir a un restaurante donde no se permitía fumar, de muy mal humor, especialmente si no había nadie de los comensales que fumara. Entonces no sólo me sentía incomprendida sino que me sentía sola mientras fumaba entre plato y plato a la puerta del restaurante. 
Fumaba a todas horas y con cualquier excusa. Cuando viajamos a la China a ver mi hermana, lo que más recuerdo fue el horrible viaje de ida. No por el avión sino por la cantidad de horas sin mi tabaco. Recuerdo que a la vuelta, después de 10 horas de vuelo, hacíamos escala en Frankfurt. Recuerdo enfadarme con mis tres acompañantes por no correr a ayudarme a encontrar una pequeña jaula donde fumar. 
 Un día mi amiga Carol, me contaba que se estaba haciendo alguna sesión de rayo uva en invierno, para mantener un buen color durante el año. Ella tiene un color de piel tostadito precioso así que con una o dos sesiones tenía suficiente, pero yo le dije:
- Pero Carol, esto es cancerígeno - le recriminaba mientras me encendía un cigarrillo.
- Y lo que estás haciendo tú no?
Y era verdad, no le podía rebatir nada de lo que me estaba diciendo. Pero recuerdo que me daba igual y a pesar de que no seguí la conversación, consciente que nunca ganaría la batalla dialéctica, pensé que al menos me compensaba.


 No os engañaré si os digo que lo intenté dejar algunas veces, sobre todo a raíz de las eternas discusiones con Ferran, deportista nato y sano. Bajo mi punto de vista él controlaba todos y cada uno de los cigarrillos que yo me fumaba y estaba esperando a que sacara uno de la caja para decirlo. Según mi punto de vista, él ejercía un control inhumano sobre mi hábito y no me dejaba vivir. Después llegó la norma impuesta de no fumar en casa, dado que para él el ambiente llegó a ser irrespirable. Esta nueva norma acabó de empeorar las cosas en la convivencia, sobre todo en invierno.Y así fueron pasando los años y cada uno, más fumadora. Desde que a los 17 probé mi cigarrillo hasta los 28 que seguía fumando. Pero por algún motivo que todavía no entiendo, fui una afortunada. Yo no me quedé embarazada, ni fue por unas anginas, no fue por una enfermedad, ni porque empecé un nuevo deporte, ni siquiera por haberlo fijado como objetivo un fin de año. 

Recuerdo como si fuera ayer, una mañana en el que me levanté como cada mañana. Nada tenía que ser diferente y seguí la misma rutina que cada día. Fumé el cigarrillo antes de entrar en la consulta, busco las claves y abro la puerta. Lo pongo en marcha todo, me cambio y miro la hora. Veo que todavía me quedan 10 min en los que podré fumar un cigarrillo afuera. Así que deprisa y corriendo salgo y empiezo a fumar. Y en aquel momento, sin saber porqué, la realidad me cayó como una losa. Una realidad en la que sólo eran las 9 de la mañana y yo me estaba fumando mi sexto cigarrillo.
Que porque aquel día me di cuenta? no lo sé... Que porque aquel día reaccioné? Pues no lo sé...
 El caso es que tuve la gran suerte de abrir los ojos y darme cuenta de lo que estaba haciendo. Y con esto no quiero decir que lo piensara, lo dejara y ya está. Muy al contrario, fue un camino de sufrimiento. Para una fumadora declarada y orgullosa como era yo, fue realmente duro. Pasé por noches de insomnio, cenas de mal humor, evité las amigas y los cafés con ellas...
Tuve que cambiar muchos hábitos que creía que nunca volvería a recuperar; pero estaba muy equivocada.

Me di cuenta que no es que Ferran ejerciera un control extremo sobre mis cigarrillos, sino que era yo que cada día traspasaba más la frontera.
Y si, estoy más sana. O esto creo.
Y no, no noto más gusto a los alimentos ni aumento de la capacidad aeróbica (jugaba al mismo nivel a volei), ni disfruto más de los paisajes ni mi piel ahora es más guapa ( siempre he tenido acné y creo que siempre lo tendré).
Pero creo que en resumen, ha valido la pena, sobre todo por lo que me podría comportar a la larga este hábito.
Así que desde que dejé de fumar, mi adición por el dulce fue más fuerte, más irracional y más patológica.
Supongo que por este motivo disfruto tanto de pasteles como este!! Espero que vosotros también!

PASTEL DENSO DE CHOCOLATE, CAFÉ Y BOURBON
Nigella Lawson
Ingredientes:
140 gr de mantequilla a temperatura ambiente
316 gr de azúcar moreno
170 gr de harina normal
1 cucharilla de bicarbonato
1 pellizco de sal
1 cucharilla de extracto de vainilla
2 huevos L
115 gr de chocolate para fundir
2 cucharadas de Bourbon
250 ml de café

Método:
Precalentamos el horno a 190ºC. Preparamos un molde de 22 X 12 cm con spray antiadherente.
Preparamos también otro molde más pequeño porque sobrará masa. En mi caso, no tenía el molde de estas medidas, era más grande hecho por el cual casi no me sobró masa.
Fundimos el chocolate al baño maria o microondas.
Batimos la mantequilla y el azúcar con la batidora hasta que se vuelva una mezcla cremosa y blanquinosa.
Tamizamos la harina, el bicarbonato y la sal y apartamos.
Añadimos los huevos a la mezcla de mantequilla y azúcar y batimos. Añadimos después el chocolate fundido, que esté templada y mezclamos hasta que se integre. Ponemos el Bourbon.
Vamos poniendo la mezcla de harina alternadamente con el café y batimos hasta que se integre. Ponemos al molde y horneamos durante 30 minutos. Pasados estos bajamos la temperatura a 160ºC y horneamos durante 15 minutos más.
Sacamos y dejamos enfriar muy bien hasta desmoldarlo, sino se nos deshará.
NOTAS
- Quedará una masa muy líquida, no os preocupéis.
- En mi caso me he pasado de cocción. Tendría que haber quedado cremoso por dentro. Esto puede ser debido a que mi molde ahora algo más largo, o llené poco o mi horno es más potente. El caso es que no quedó la textura cremosa.
- En este caso no sirve poner un palillo para comprobar que esté del todo hecho, porque el palillo saldría sucio. De esto se trata en este pastel.

CONVERSATION

2 comentarios:

  1. Pero que pintaza tiene ese pastel!!!! Delicioso Neus!!!

    Un besito,
    Sandra von Cake

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    Respostes
    1. Gracias guapíssimaa!!!! A menudo veo tus desayunos en instagram y eso sí que son pintazas!!! Besitos guapa!

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