Pastel de frambuesas y arándanos y un piso compartido




Si hay algo delicioso en este mundo, es la combinación de un pastel con fruta. Si esta fruta la trituramos, le añadimos azúcar y lo incorporamos a la masa da lugar a este pastel de frambuesas y arándanos más que espectacular.

Últimamente estoy comiendo bastante fruta, después de unos años que lo había abandonado bastante. De hecho, desde que abandoné el nido paterno, también lo hice en determinados hábitos alimentarios; y lo lamento profundamente pero las cosas son así.
Mi hermanita y yo nos fuimos a vivir juntas en un piso de Barcelona, en época de estudiantes. Qué queréis?

Allí nos cuidábamos de todo menos de la alimentación. De hecho yo siempre decía que le quería escribir una carta al señor Tarradellas por habernos facilitado la vida. Y lo que ya es el colmo de la dejadez... cuando sacaron al mercado una variante que la podías hornear incluso, en el microondas!

Se quedaba una masa pastosa, chicletosa y extraña que comíamos cómo si nada. Ahora si intento recordar, no me puedo imaginar comiendo aquel experimento. Si es que no hace falta mucho tiempo al horno, pero incluso este electrodoméstico suponía demasiado para nosotras. Y si esto fuera lo peor... todavía estaría bien. Pero no, nuestros hábitos superaban cualquier mal hábito que se pudiera tener. Yo creo que durante aquel tiempo, perdimos uno o dos años de vida sólo con la alimentación.
Y es que no sólo las pizzas formaban parte de nuestra dieta semanal. A esto se le tenía que sumar todos aquellos alimentos que en la pirámide alimentaría quedarían bien arriba. Nuestra tónica siempre habían sido los fritos y nos encantaban, ya fuera para comer o para cenar. Que si buñuelos, patatas, albóndigas, empanadas...y no es que de primero nos hiciéramos una ensalada para intentar compensar, ni mucho menos!
 Fritos e hidratos eran nuestras combinaciones y no teníamos ningún inconveniente si se trataba de comer un enorme plato de pasta o un lasaña por la noche.
Y después siempre, siempre había los postres requisito indispensable para poder vivir , almenos en nuestra familia. Entonces hacía su aparición triunfal la bollería, con sus grasas tóxicas. Cualquiera nos servía, no teníamos ninguna preferencia. Desde bollicaos, donuts, donetes, creps de Nutella, gofres...

Y comíamos y comíamos sin ningún tipo de impunidad, sin pensar ni un momento en que todo esto se iba acumulando en nuestras arterias y lo que es peor, a nuestro culo.
Respecto a lo último, recuerdo cuando una amiga me dijo que como que nosotros éramos altas, teníamos que ganar mucho peso para que se notara. Y me aferré a esto cómo si fuera la Biblia y cuando pensaba que nos estábamos pasando, entonces recordaba estas palabras y me quedaba tranquila. Ahora, mirando las fotografías de la época, pienso que quizás esta amiga tenía razón si se refería a quedarse obesas, pero un poco llenitas sí que nos quedamos.

También tengo que decir había momentos en los que los remordimientos hacían su aparición y entonces mi hermana y yo empezábamos a intentar comer sano, ni que fuera por un breve espacio de tiempo. Pero rápidamente, con la excusa del tiempo, o de que era fiesta o cualquier otra cosa, volvíamos a nuestros hábitos.

Ahora lo pienso y todavía no me explico como podíamos digerir todo aquello. Será la edad la que hace que ahora no pueda ni comer un frito?

De hecho, cuando vamos a comprar, compruebo que si compro algo tipo bunyuelos de bacalao, me aseguro que se puedan hacer al horno puesto que sé que si lo he comer frito, pasaré una mala tarde.

Y a la mínima que me paso con algún alimento...también paso un mal día.
Pues sí, debe de ser el paso de los años lo que hace que las digestiones se compliquen. Y conforme más hablo y más escribo estas palabras, más me acuerdo de mis padres, a quienes no conseguía entender cuando decían esto.


Y no puedo evitar recordar aquellas noches de fiesta, en las que no parabas de bailar y bailar y de beber y beber y a menudo, alcohol de muy poca calidad (ya les vale a los de las discos). Pero al día siguiente, me levantaba, casi pronto, me duchaba, almorzaba y me ponía a estudiar. Mis padres nunca me dijeron que no a la hora de salir de fiesta, porque el día siguiente yo cumplía con lo que tenía que hacer.


Y que pasa ahora? Pues ahora ya no me gustaría salir de fiesta, la verdad. Ni discotecas, ni música tan alta que no sabes ni que dice la persona que tienes al lado, ni colas para entrar al lavabo, ni cubatas imbebibles a precio de oro. Pero sí que me gusta salir a cenar, estar con los amigos y pasarme horas en una terraza tomando una cerveza.

Me encanta ir a tomar algo con el equipo, sobre todo después de un buen partido, ante unas bravas buenísimas.

En fin, que los hábitos cambian y el cuerpo también. Pero siempre hay un lugar, al menos para mí, para un buen dulce casero. Y que mejor si es este, que combina la deliciosa fruta con un bizcocho espectacular?



PASTEL DE FRAMBUESAS Y ARÁNDANOS

Receta extraída de Parsley, Sage & Sweet

Ingredientes:
120 gr de mantequilla a temperatura ambiente
85 gr de frambuesas + 1 cucharada sopera de azúcar
85 gr de arándanos + 1,5 cucharadas de azúcar
210 gr de harina normal
260 gr de azúcar
2 huevos L
140 gr de yogurt griego
1/4 de cucharilla de levadura en polvo
1/2 cucharilla de vainilla
1 poquito de sal

Precalentamos el horno a 175ºC y preparamos un molde de 22x12 cm con papel horno. Trituramos las frambuesas con la cucharada de azúcar y aparte, también trituramos las frambuesas con la cucharada y media de azúcar. Lo dejamos aparte.
En un bol tamizamos la harina, la levadura en polvo y la sal y apartamos.
En el bol de la batidora batimos el azúcar y la mantequilla hasta que quede una mezcla homogénea. Después añadimos los huevos, uno a uno y la vainilla y batimos hasta que estén integrados.
Finalmente añadimos la harina en tres veces, alternando con el yougurt.
Cogemos dos cucharadas de esta masa y las mezclamos al puré de frambuesas. Repetimos la misma operación al puré de arándanos.
Empezamos a poner la masa del pastel al molde, sólo la mitad. Después ponemos pequeños montones de los dos pures y con la punta de un cuchillo vamos mezclando. 


Acabamos de poner el resto de la masa del pastel y volvemos a repetir la misma operación en lo que será la superficie del pastel.
Horneamos durante 1 hora o hasta que un palillo salga limpio.

NOTAS:
La parte de encima tendría que quedar de dos colores (los de puré de frambuesas y puré de arándanos) pero fui a tomar el sol y....ohh!! Se me quemó la costra. Igualmente quedó deliciosa.

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